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Feb
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ereaders: el efecto de la mariposa china en el caso Telefónica

Telefónica: nuevos jugadores, nuevas estrategias

Telefónica está expandiéndose en algunos mercados y, en otros de mucha maduración, tratando de mejorar su oferta para retener a los usuarios de más alto consumo. En España, busca la popularidad reconociendo los cambios que se están produciendo en el consumo de Internet y, por ende, en las nuevas necesidades de conectividad. El tiempo que los usuarios pasan en las redes sociales impone nuevas velocidades para navegar, descargar archivos, datos, vídeos o imágenes. Para las empresas que brindan el acceso a la red fija o inalámbrica a través de 3G, la situación empeora porque hay más exigencia de inversiones y volatilidad entre los suscriptores a medida que otra cuestión más seria se instala: ¿qué velocidad de subida necesitan estos usuarios tan enredados? No hay respuesta porque es imposible aventurar cuánto tiempo más consumirán en las redes sociales, que es más o menos lo mismo que decir cuántas imágenes más subirán en promedio. No es que la descarga de contenidos haya dejado de ser un problema. Pero es en la dirección inversa que el problema se ha amplificado exponencialmente. Lejos de ser satisfactoria para el promedio de estos nuevos consumos, la velocidad de subida más divulgada es de 320 Kbps. En ese contexto, Telefónica ha anunciado que duplicará como mínimo (hasta 640 Kbps o 800 Kbps, según el contrato) y en forma gratuita la velocidad de subida a los clientes que tengan un acceso ADSL de 6 0 10 Megas. Mientras que desde 2004 había multiplicado la velocidad de bajada por 24 sin modificar el precio, desde principios de 2005 no había actualizado la de subida.[1] Solo Jazztel (Martín Varsavsky) había desde hace años desarrollado una aplicación para que el usuario disfrutará de más velocidad de subida. La mejora en la popularidad de la compañía entre los fans del social networking no está garantizada. Pero esta disposición, un poco retrasada respecto de los cambios en los comportamientos del usuario, pueden retener algunos de ellos ávidos de mejorar su performance de navegación en una España hiperconectada.

Esta actualización free de Telefónica podría vincularse con los cambios que imponen las ofensivas de otros grandes jugadores. Por un lado, las compañías tienen la necesidad de un mayor financiamiento de la reconversión constante de las redes fijas y móviles para los servicios de valor agregado y, por otro, los avances de jugadores globales como Google y Apple en el terreno de los contenidos. Pero la cuestión no se agota allí.

El Presidente de Telefónica, el mismo que advierte acerca de la concentración que surgirá de una “necesaria consolidación del sector de las telecomunicaciones en Europa”, también ha identificado a los buscadores ante los medios como los destinatarios de la mayoría de sus desdichas. Según Alierta, éstos no deberían continuar usufructuando de las redes sin participar de las inversiones que éstas requieren para que el servicio funcione acorde con la demanda actual.

Este señalamiento no puede ser comprendido adecuadamente si no se tiene en cuenta la creciente influencia que está teniendo Google en la distribución de contenidos y la penetración del buscador en el propio territorio de las operadoras de telecomunicaciones. Google Editions es un gigantesco emprendimiento sustentado en el capital de contenido que la empresa supo conquistar en los últimos años con su GoogleBooks y su Library Project, que tanta atención merecieron por partes iguales de las grandes bibliotecas, de los competidores y de la justicia. En la segunda dirección, la de las posibles inserciones de los nuevos jugadores en el territorio de las operadoras y de los proveedores accesos, Google está incursionando de manera decidida. Aunque el calificativo de “experimental” le quepa cómodamente al proyecto de «implantación de redes de alta velocidad» en su estado actual, nadie puede subestimar lo que Google representaría si decidiese jugar en algún tramo de los servicios de provisión de acceso a Internet. Por el momento, el proyecto concierne un pequeño número de ciudades en EE.UU., pero su mensaje suena claro para quien quiera escucharlo: se necesita una Internet mejor y más rápida.

¿Y los contenidos?

En América Latina, Telefónica también está en plena labor. Invertirá más de 1.900 millones de dólares en Brasil durante 2010. Y en México, apuesta fuerte contra América Móvil y la alianza Nextel-Televisa por las dos licitaciones de frecuencias (1,7 y 1,9 GHz) de TM. El objetivo es obtener parte de las nuevas frecuencias para desarrollar servicios de tercera generación (3G). El apuro no proviene solo del posicionamiento de Claro como marca regional de América Móvil, sino también del ingreso de Televisa al sector, acompañado de Nextel.

Para su expansión iberoamericana, los contenidos son una variable que no descuida en lo más mínimo. Suscribió con la Fundación Wikimedia un acuerdo de colaboración estratégica para facilitar el acceso y explotación con finalidad educativa, de los contenidos de esa fundación. Los contenidos de Wikimedia, incluida Wikipedia, estarán disponibles en las múltiples plataformas de la compañía, portales online, terminales móviles y televisión. El discurso de Sue Gardner, directora ejecutiva de Wikimedia, deja trascender la importancia que este convenio puede tener al “proporcionar conocimientos gratuitos a más personas y en más países”. Del acuerdo también se sabe, p.e., que habrá una nueva marca conjunta y que se desarrollarán todas las nuevas aplicaciones que hagan falta para que los contenidos circulen en la ubicuidad. El paquete ofrecido a los usuarios de Telefónica estará integrado también por Wikillerato, un servicio que la empresa brinda en su portal Educared destinado a los alumnos del secundario.

Durante el Mobile World Congress 2010, quedó una vez más en evidencia la orientación de Telefónica hacia alianzas intersectoriales. Entre los sectores que más le siguen interesando está el de las industrias de contenidos. En esta oportunidad, la novedad vino del lado de los ebooks. La compañía española explicitó su estrategia: (a) promover una amplia variedad de dispositivos conectados inalámbricamente con tecnología 3G (b) para acceder a contenidos interactivos. Entiéndase por contenidos interactivos en este contexto, ebooks multimediáticos con capacidad de actualización remota. Respecto de éstos, como de los de Wikimedia, el plan está basado en una ubicuidad que permita acceder a los contenidos (libros, periódicos, revistas, etc.) desde diferentes dispositivos: móviles, ereaders, tabletas, computadoras, e incluso en el receptor de televisión. Ubicuidad en toda su dimensión, es decir, con la capacidad de trasladarse de un soporte a otro en total fluidez, sin rupturas en la fruición. Como ya lo había explicado en el libro Nuevos Medios. Estrategias de convergencia, el contenido fluye libremente entre todas las pantallas para que el usuario pueda comenzar en uno de ellos y seguir en otro sin tener que reempezar. Allí donde hizo clic para detener su visionamiento en la estación terminal del tren, allí se detuvo el DVR (digital video recorder) virtual que recomenzará a distribuirle el contenido (o indicarle el siguiente iframe) al dispositivo que el usuario elija para continuar con la fruición al llegar a casa. En un proyecto así, ubicuidad podría significar optar entre desistir del uso de un DRM o la construcción de un sofisticado sistema interdispositivo. Del labs de la empresa no se ha tenido informaciones públicas al respecto.

Así como utilizará su propia plataforma de distribución de contenidos audiovisuales, Imagenio, para hacer llegar los ebooks al televisor o a la computadora, Telefónica anunció en Barcelona  un acuerdo con Publidisa, líder en la distribución de contenidos digitales en español, para usar como plataforma Todoebook, que por acuerdos entre Publidisa y algunos editores ya cuenta con 20.000 títulos. Publidisa tendría entonces en su haber dos operadoras, porque además del acuerdo con Telefónica, ya suscribió uno con Vodafone para integrar ofertas en la tienda on line Vodafone 360 donde ya hizo pruebas (100 ebooks) desde hace algunos meses con resultados satisfactorios. Además, Telefónica se ha metido en el proyecto de digitalización de contenidos de la Biblioteca Nacional de España y está analizando proyectos con Santillana, Vocento y Anaya.

¿ereaders con marca Movistar?

Para cerrar la boucle, sería ingenuo descartar totalmente la posibilidad de que la operadora distribuya un ereader propio dado el proceso de commoditización de la tecnología dura (hardware) y la tendencia de la tecnología blanda (software) cada día mas hacia el código abierto. Si Google está avanzando fundándose en estas ideas, y China Mobile no está sola en el mercado asiático con sus estrategias de aumentar el tráfico “controlado”, no puede descartarse que eso no ocurra con Telefónica/Movistar.

Si el gobierno chino, con la emblemática China Mobile a la cabeza o no, hace que en los próximos dos años los ereaders perforen el piso de los 50 dólares, el ereader se podría convertir en la “llave física” de seguridad que el usuario debe tener para acceder al contenido y Telefónica podría estar muy dispuesta a ingresar con marca propia o de terceros, en el mercado de los dispositivos de lectura. Por un lado, sabe que la “llave” es una garantía para todos y, por otro, ese costo no es superior al que la industria debió absorber en el negocio de la TV de pago (decodificador, set-top-box, etc.) o la venta de acceso a Internet de banda ancha (MODEM-router).

Desde que las redes multipunto distribuyeron la “inteligencia” a cada nodo-usuario, a diferencia de lo que acontecía con la TV abierta hertziana cuyo control individuado requería poca inteligencia distribuída, la industrias audiovisuales y de telecomunicaciones se acostumbraron a que sus negocios absorbieran el costo de los terminales situados en proximidad del receptor desde el inicio del contrato. Para financiarlo, esas industrias tuvieron a favor el ingreso mensual de un abono. Pero la industria editorial no cuenta con ello, no puede incorporar este comportamiento por simple imitación sin que alguien soporte la amortización de la inversión inicial que significa el costo del dispositivo. Sin operadoras ni Estado, no hay fee. Sin fee, no hay financiamiento del dispositivo de lectura. Sin dispositivo de lectura, no hay llave física de protección de los derechos.

Telefónica/Movistar al igual que todos los proveedores de acceso a Internet jugarán un rol tan importante como Google. ¿Cómo puede negociar la industria editorial con ellos? No lo sabemos, porque nadie llegó a la otra orilla de la mano de una operadora de telecomunicaciones ni Google Editions es un proyecto tan definido como para suscribir una opinión respecto de su rendimiento. Más aun, nadie llegó al otro lado, ni solo o ni acompañado, como para que pueda ser modélica su transición. En esto como en otros tantos aspectos de la convergencia, no hay modelos a seguir.

Aunque todo lo que Telefónica/Movistar pueda hacer al respecto en Iberoamérica se concrete, no lo será antes de fin de año. Mientras tanto, piense tan rápido como pueda, en cuál camino elegirá para atravesar las turbulentas aguas de la convergencia. Piense en su capital de alianzas, sus fortalezas, su experticia. Seleccione las barcazas que le parece irán en el buen rumbo, hurgue en los ojos de sus capitanes, elija aquella a la que subirse no tiene un precio excesivo y de la cual bajarse implique menos riesgos. Maximice su capacidad de negociación colectiva. Hable con sus primos y allegados, y encare la cosa en grupo. Aunque no es mi deseo, si llega antes que yo, escriba un ebook, y si es así, por favor, mándeme una copia sin DRM, cuestión de poder contribuir a su fama divulgándolo entre los amigos que hayan quedado en esta orilla.  

Referencias

[1] http://www.cincodias.com/articulo/empresas/Telefonica-elevara-gratis-velocidad-subida-ADSL/20100202cdscdiemp_11/cdsemp/.



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